viernes, 9 de enero de 2009

LINDARAXA



En el alcázar de mi Ensueño
se abre un arábigo ajimez,
sobre los nardos de un pequeño
y melancólico vergel.
Para la mirra de tu sueño
hay pebeteros de Israel,
y un blanco tálamo sedeño
para tu enferma languidez.

Deshoja el aire, en los jardines,
nieve y fragancias de jazmines...
Perlas desgrana el surtidor;
y llueven lirios de la Luna,
mientras la noche es como una
tienda nupcial de nuestro amor.

La tibia brisa es una orquesta
de una fragancia tan sutil,
cual si rimase la floresta
las melodías del Abril;
mientras con frases temblorosas
narra á la Luna, el surtidor,
la roja historia que á las rosas
cantó una noche el ruiseñor...

¡Oh, juvenil boca encendida,
por solo un beso diste en canje
la primavera de tu vida,
mientras en regio camarín
la media luna de un alfanje
segaba un cuello de marfil!

Muerto de sed contemplé mudo,
.bajo el negror de tus cabellos,
de sol, tus ojos relucir.
Y ante tu frágil pie desnudo,
se arrodillaron mis camellos
como invitándote á partir

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